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ultura
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C
uando llegan las ansiadas vaca-
ciones muchas son las opciones
que se nos presentan: pasar unos
días tranquilos en una segunda residen-
cia, contratar un viaje organizado en una
agencia de viajes o encontrar alguna gan-
ga por internet. También son conocidos los
voluntariados que, sobre todo los jóvenes,
realizan con organizaciones humanitarias.
Pero me gustaría hablar aquí de una nue-
va opción no tan extendida, una especie
de “minivoluntariado” que se conoce como
“Viaje Solidario”. Los organizan las ONGs
para financiar sus proyectos y ofrecen una
oportunidad diferente de descubrir un lugar
y participar al mismo tiempo en una labor
solidaria. Se trata de un turismo responsa-
ble en el que te sumerges de lleno en la
cultura de un país.
Lejos de los hoteles y de las zonas tu-
rísticas, conviviendo con sus habitantes,
conociendo sus costumbres y observando
cuáles son sus auténticas preocupaciones
y necesidades, comprendes mejor cuál es
su forma de vida. Es una experiencia que
dista mucho de los clásicos viajes en los
que el contacto con la población autóctona
es muy reducido, y en los que prima el in-
tercambio y el aprendizaje.
El resultado es, por lo general, un cam-
bio de perspectiva sobre la realidad de una
sociedad, un lavado de prejuicios e ideas
preconcebidas. Bien lo explicaba el célebre
autor de Las Aventuras de Tom Sawyer:
“viajar es un ejercicio con consecuencias
fatales para los prejuicios, la intolerancia y
la estrechez de la mente”.
Mi experiencia personal
El pasado mes de julio decidí iniciarme en
uno de estos viajes solidarios. Quería co-
nocer África pero no me atrevía a ir por mi
cuenta. Así que me puse a investigar y des-
cubrí la ONG murciana Viento Norte Sur,
que trabaja en el desarrollo de proyectos
humanitarios en Marruecos y Senegal.
Los viajes que ofrece están organizados
conjuntamente con la comunidad local y,
según explicó Juan Torres, coordinador de
la organización, “le damos a ellos el papel
que se merecen para que decidan el desa-
rrollo social y turístico que quieren para su
tierra. Nos basamos en principios de jus-
ticia medioambiental, económica y social”.
Me lancé a la aventura y, tras un largo
trayecto en el que conocí a los otros miem-
bros del grupo, llegamos a Ndiawara, un
poblado en el corazón de Senegal de me-
nos de 3.000 habitantes en el que no dis-
frutan de agua corriente ni de electricidad.
Una familia me acogió en su casa y durante
cinco días viví como ellos viven, comí con
las manos en los mismos cuencos de los
que ellos comen y dormí como hacen ellos,
fuera de sus sencillas casas de adobe,
protegida por una mosquitera y disfrutando
de la brisa que no entra en los pisos de la
ciudad. Sin duda, una vivencia única. Cha-
purreando un poco de francés y con mucho
entusiasmo, pude entenderme con ellos,
conocer sus costumbres y participar en
Viaje solidario
al corazón de
Senegal
CADA VEZ SON MÁS LAS PERSONAS QUE
ELIGEN UNIR TURISMO Y SOLIDARIDAD.
LOS VIAJES ORGANIZADOS POR LAS
ONGS PARA FINANCIAR SUS PROYECTOS
OFRECEN UNA OPORTUNIDAD DIFERENTE
DE DESCUBRIR UN LUGAR
Por Elena García.
Elena García junto a
un grupo de niños se-
negaleses en Ndiawara.
Lo explicaba el célebre autor de Las Aventuras de Tom
Sawyer: “viajar es un ejercicio con consecuencias fatales
para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de la mente”