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ULTURA
Nace la Asociación Conde de Floridablanca
U
n nuevo grupo cultural se ha for-
mado en el Real Casino con el
fin de darle popularidad al arte,
la historia y la geografía de nuestra tie-
rra, así como a personajes murcianos,
y es que esta nueva asociación lleva el
nombre de un personaje muy ilustre, el
Conde de Floridablanca.
Para inaugurar este nuevo grupo se
ofreció una conferencia sobre el conde
murciano, a cargo de Javier Guillamón
Álvarez, catedrático de Historia Moder-
na de la Universidad de Murcia. Carmen
Marco es la presidenta y sus próximos
actos programados pueden consultar-
los en la agenda y en la página web del
Real Casino.
A continuación se ofrece una breve e
interesante reseña bibliográfica sobre
el Conde de Floridablanca, que firma
Leandro Madrid, vicepresidente de la
nueva asociación y amante de la histo-
ria murciana.
El 21 de octubre de 1728 nacía en Mur-
cia, barrio de San Juan, José Moñino
Redondo o Aredondo, un niño al que
la Historia tenía preparado un singular
destino.
Se graduó como abogado en la Uni-
versidad de Salamanca. Durante unos
años trabajó en Murcia con su padre,
que era notario, pero ambicionando un
mejor futuro, marchó a Madrid donde
se hizo amigo de Campomanes y otros
“regalistas” partidarios del poder real
frente a la iglesia.
Fue nombrado Fiscal del consejo de
Castilla actuando contra los instiga-
dores del motín de Esquilache, sobre
todo en Cuenca, y colaborando con el
Conde de Aranda y Campomanes en la
expulsión de los Jesuitas del Imperio
español.
Con el apoyo de los duques de Alba y
de Grimaldo, fue nombrado, por Carlos
III, embajador ante la Santa Sede en
Roma, influyendo en el Papa Clemente
XIV para la disolución de la Compañía
de Jesús. El éxito de su misión hizo que
un año después el Rey le nombrase
Conde de Floridablanca.
A su regreso a Madrid fue nombrado
Secretario de Estado, ganándose la to-
tal confianza del Rey. Desde su nuevo
cargo fomentó la amistad con los esta-
dos gobernados por Borbones y tam-
bién con Portugal. Ayudó a los futuros
Estados Unidos para que lograran su
independencia frente a Inglaterra, con-
siguiendo recuperar Florida y Menorca.
Puso en práctica una política refor-
mista. En 1787 organiza la Junta Supre-
ma, presidida por él, reuniendo todas
las semanas a los distintos secretarios,
(precedente del actual Consejo de Mi-
nistros). Ante la oposición que percibe,
presenta al Rey su dimisión, pero no le
es aceptada; continua en su cargo con
Carlos IV, pero sufre un atentado en
1790 por lo que presenta de nuevo la
dimisión, que tampoco le es aceptada.
Con los sucesos de la Revolución
Francesa cambia su actitud política, pa-
sando a ser reaccionario, con lo que au-
menta la oposición a sus actuaciones.
En 1792 es destituido por Carlos IV
y se retira a Hellín. El Conde de Aran-
da que le sucede en el cargo ordena
su detención y traslado a la fortaleza
de Pamplona. Dos años después es li-
berado por Godoy, sucesor de Aranda,
retirándose a Murcia hasta 1808.
La invasión napoleónica le hace
crear la Junta de Defensa de Murcia,
se traslada a Aranjuez donde, con to-
das las juntas provinciales se forma la
Junta Central Suprema, de la que es
nombrado presidente, con tratamiento
de Alteza Serenísima y honores de In-
fante de España (precedente del actual
presidente del gobierno).
El avance de los franceses hace que
la Junta se traslade a Sevilla y con ella
su presidente, donde muere Florida-
blanca el 30 de diciembre de 1808 con
80 años de edad. Es enterrado en la ca-
pilla de los reyes de la capital hispalen-
se. Hoy está enterrado en Murcia, en la
iglesia de San Juan. Seis días después
de su muerte se le concedió la Grande-
za de España.
Influyó en el Papa
Clemente XIV para la
disolución de La Compañía
de Jesús. El éxito de
su misión hizo que un
año después el Rey le
nombrase Conde de
Floridablanca
Biografía
Retrato del Conde de Floridablanca pintado por Goya.