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Son tan pocas las películas que se estrenan
con la capacidad de hacernos llorar, reír y,
finalmente, aplaudir, que cuando esta ocu-
rre no cabe más que celebrarlo. Es el caso
de Requisitos para ser una persona normal
(2015), debut en la dirección de la actriz
Leticia Dólera, quien además protagoniza
y escribe la película.
Estamos ante una de
esas rarezas que se ven y disfrutan con
una sonrisa permanente -y alguna que
otra lágrima- y con una sensación de
felicidad que hace que salgas del cine
regenerado, con ganas de vivir
. Con ga-
nas, incluso, de dar abrazos; pero no sólo
a los demás, también a ti mismo por haber
estado considerándote durante tanto tiem-
po un bicho
raro cuan-
do, en el
fondo, no lo
eras. La pe-
lícula, que
habla de la
necesidad
que tienen
a l g u n a s
personas por encajar en los parámetros
prefijados por la sociedad, intenta respon-
der a varias preguntas interesantes: ¿quién
dictamina lo que es normal o no?;
¿por
qué hay gente que se empeña en buscar
permanentemente la felicidad sin darse
cuenta, quizá, de que lo tienen todo para
ser felices? Puede que lo único que haya
que cambiar sea el concepto que tene-
mos sobre lo que significa ser feliz
.
La trama gira en torno a María de las
Montañas (Leticia Dólera), una joven trein-
tañera que no pasa por el mejor momen-
to de su vida: su vida social y sentimental
es inexistente, lleva tiempo sin hablar con
su madre, no consigue encontrar trabajo
y, para colmo de males, la han echado de
su piso. Tras una entrevista de trabajo en
la que se autodefine como una persona
“normal”, María se dispone a enumerar esa
supuesta lista que cumplen las personas
normales: trabajo, casa, pareja, vida social,
aficiones, vida familiar y, por último, ser feliz.
Así, y junto a la estimable ayuda de un ami-
go (Manuel Burque), se dispone a ir cum-
pliendo uno por uno los requisitos.
A pesar
de inspirarse en algunos de los mejores
títulos del mejor indie americano -espe-
cialmente de 500 días juntos (MarcWebb,
2009), como demuestran los efectos digi-
tales sobreimpresos o las visitas a Ikea-,
Requisitos para ser una persona normal
cons i gue
encont rar
su lengua-
je propio
,
su propia
p e r s o n a -
lidad. Na-
rrada con
p l a u s i b l e
ritmo y sos-
tenida en un nivel interpretativo formidable
-Dólera y Burque tienen la chispa que exi-
gía una película de estas características-,
este ejercicio altamente depurativo para la
salud mental brilla por la entereza, madu-
rez y claridad expositiva de
una cineasta
con una sensibilidad especial a la hora
de conseguir el encuadre perfecto, casi
poético
.
Pero, sobre todo, si hay algo que desta-
ca de este formidable debut es su don para
hablar de todos y cada uno de nosotros.
Porque, siendo francos:
¿quién de nosotros
no tiene una manía excéntrica?; ¿quién no
se ha sentido alguna vez fuera de lugar?;
¿quién comete el error de fijarse en los de-
Tras una entrevista de trabajo en la
que se autodefine como una persona
“normal”, María se dispone a enumerar
esa supuesta lista que cumplen las
personas normales: trabajo, casa,
pareja, vida social, aficiones, vida
familiar y, por último, ser feliz
(LETICIA DOLERA, 2015)
ADICTOS AL CELULOIDE
Por Pablo Sánchez
Crítico de cine.
www.serueda.wordpress.com
DEL REVÉS
La última criatura
de esa fábrica de
obras maestras
llamada
Pixar
vuelve a demos-
trar que los di-
bujos animados
pueden bucear
por las emocio-
nes humanas que la mejor de las pelícu-
las de carne y hueso.
UNA SEGUNDA MADRE
Sería un fallo catalogar a la que es
la mejor película brasileña de los últi-
mos años de comedia costumbrista.
Entre otras cuestiones, la película
nos obliga a preguntarnos quién es
una verdadera madre: aquella que te
da la vida o la que te cría.
“REQUISITOS PARA SER
UNA PERSONA NORMAL”
más más veces de las necesarias en vez de
vivir su vida de forma independiente?
En
este sentido, la opera prima de Dólera nos
da a todos una gran lección de autoacepta-
ción y madurez. A pesar de que se echa en
falta que no se haya ahondado más en el
conflicto materno, que nos anticipemos en
más de una ocasión a lo que va a ocurrir o
que algunos de los personajes secundarios
estén desaprovechados, esta cinta gana-
dora de 3 Biznagas en el Festival de Má-
laga -mejor guión novel, fotografía y mon-
taje- termina conquistando por el esmero,
el cuidado y el encanto que desprenden
todos y cada uno de sus apartados,
desde
una realización por encima de la media,
hasta una banda sonora -obra de Luthea
Salom- envolvente y emocionante
.
Por encima de aciertos y errores, esta
oda a las personas auténticas, diferentes,
a aquellas que no se dejan llevar por las
modas ni parámetros establecidos,
cumple
lo que se propone: que salgamos del
cine con pocas ganas de ser una perso-
na normal. ¿Qué tal si seguimos siendo
nosotros mismos?
Críticas express