E
special
S
emana
S
anta
24
Una Semana Santa diferente
500 AÑOS DE HISTORIA, UN PATRIMONIO EXCEPCIONAL Y LA
PRESERVACIÓN DE UN ESTILO PROPIO CARACTERIZAN ESTA
CELEBRACIÓN RELIGIOSA EN LA CAPITAL
Por Concha Alcántara.
N
o debe haber una Semana Santa
en España donde los niños dis-
fruten más que en la de Murcia.
Esa singular (y muy discutida) costumbre
de entregar caramelos a los que asisten a
ver pasar a los nazarenos ha aportado una
enorme popularidad a la mayor parte de
las procesiones de la capital. Sin embargo,
la importancia de esta centenaria tradición
va mucho más allá.
La
Semana Santa de Murcia
es una
fiesta declarada de Interés Turístico Interna-
cional, y una de las de mayor importancia
a nivel nacional por varios motivos: su ex-
celente patrimonio escultórico, destacando
las tallas de Francisco Salzillo (siglo XVIII),
de Diego de Ayala y Domingo Beltrán (siglo
XVI), Nicolás de Bussy (siglo XVII), Antonio
Dupar, Nicolás Salzillo y Roque López (siglo
XVIII), y los contemporáneos Juan Gonzá-
lez Moreno, José Planes o José Hernández
Navarro; y por poseer un estilo propio, el es-
tilo tradicional, caracterizado por la especial
indumentaria de
estantes
(nazarenos que
portan los pasos) y
mayordomos
(nazare-
nos que rigen la procesión). Ambos llevan
un atuendo de clara influencia huertana y
lucen un capuz (forma murciana de llamar
al capirote) corto y romo que no tiene la for-
ma cónica habitual del resto de España y
que deja el rostro al descubierto, entre otras
singularidades. Es originario del siglo XVIII
y supone una forma única de celebrar la pa-
sión en España.
En la actualidad son
15 las cofradías
murcianas que se encargan de sacar a
la calle
93 tronos
o pasos procesionales
cada Semana Santa con sus respectivas
hermandades. En Murcia, como rasgo pe-
culiar, cada paso procesional forma una
hermandad constituida por los nazarenos
penitentes y los estantes, ya que los 93 pa-
sos son llevados a hombros. Esto hace que
cada una de las 15 cofradías esté constitui-
da a su vez por diferentes hermandades,
que van desde la única de la Cofradía del
Refugio (el Silencio), hasta las 14 herman-
dades de ‘Los Coloraos’ (divididas entre sus
dos procesiones, 11 el Miércoles Santo y
tres el Jueves Santo).
En la Semana Santa se mezclan ceremo-
nia y diversión, lo religioso y lo mundano, el
arte y la cultura, lo material y lo inmaterial,
lo público y lo privado. En Murcia, además,
sus singularidades y su herencia cultural la
han convertido a la largo de los siglos en la
más rica de nuestras tradiciones.
Fotografía: Juan Cánovas.
Fotografía: Ana Bernal.