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N
oticias
U
n cáncer a los 28 años llevó a
Francisca Serrano a replantearse
su vida por completo. De funcio-
naria especializada en Derecho, a estudiar
trading en las mejores escuelas de Estados
Unidos. “Yo forraba el cubo de la basura
con los apartados de economía de los pe-
riódicos”, asegura para demostrar su igno-
rancia en un ámbito del que se ha hecho
una experta. Sus dos libros, “Escuela de
Bolsa” y “Mueve tus ahorros y gánate un
sueldo”, la han colocado a la cabeza de las
grandes gurús en Bolsa y asegura que sólo
trabaja dos horas al día. Los “Desayunos
Financieros” que organiza la firma Gaesco,
la trajo hasta el Real Casino de Murcia.
¿Qué es lo más importante que le ense-
ñó su enfermedad?
Que estamos de prestado, que la vida es
muy corta y que el tiempo tiene un valor in-
creíble. Tienes que hacer realidad todos los
sueños que puedas, porque aquí vamos a
vivir solo una vez.
Un trader, ¿nace o se hace?
Un trader se hace. Hace falta una forma-
ción y tener ilusión por ser operador bur-
sátil. Tener un plan alternativo para hacer
dinero siempre es recomendable.
¿Tenemos una mala educación financiera?
Pésima. La educación financiera no existe.
Nuestra máxima aspiración es tener un tra-
bajo seguro, ser funcionario. Para que naz-
can emprendedores, hay que tener este tipo
de educación. Hay que saber cómo mane-
jar el código del dinero y eso sólo lo saben
algunas personas, normalmente los ricos.
¿Se puede hacer mucho dinero con
poco dinero?
Se puede hacer cuando conoces los secre-
tos de la bolsa.
Habla de jornadas de dos horas al día…
En lo que yo hago, que es una operativa en
los mercados americanos, solo necesito dos
horas. Estar más conllevaría un riesgo emo-
cional y de perder el dinero que he ganado.
¿Y esto lo consigue con un método?
Yo lo tengo previsto todo cuando entro en
el mercado. Seguimos un protocolo como
el de un médico: se prevén tanto las cosas
negativas como las positivas.
¿Cuánta importancia tiene la paciencia?
La paciencia es lo más importante, igual
que ocurre en la vida privada. Yo les digo a
mis alumnos que trabajando en Bolsa van
a ser mejores personas porque esto es un
curso de cambio de vida. En este trabajo
desarrollamos mucho la paciencia porque
la tienes que practicar dos horas todos los
días. Eso luego se aplica a otros ámbitos
de tu vida.
La psicología es fundamental, entonces.
La parte psicológica es la más importante
porque delante de la pantalla del ordenador
te sale lo mejor y lo peor que llevas dentro.
Las emociones que tienes son muy inten-
sas. La avaricia o el miedo que surgen hay
que aprender a gestionarlos.
¿Cuáles son las ventajas de ser
trader
?
Para empezar, no tienes jefe, no necesitas
contratar a nadie, puedes vivir donde quie-
ras, trabajas dos horas al día…
¿Qué es lo máximo que ha podido ganar
en una jornada?
Nosotros la contabilidad la llevamos men-
sualmente. Yo puedo ganar un sueldo de
funcionaria o de alto ejecutivo, depende de
cómo me vaya.
¿Y está al alcance de cualquiera?
Cualquier persona que se forme de manera
adecuada, sí.
¿Por qué opera en el Dow Jones y no en
el Ibex-35?
Yo opero en un índice que representa las
500 empresas más fuertes de Estados Uni-
dos, el ST-500, y lo hago con un instrumen-
to financiero que se llama ‘futuro’. No opero
en el Ibex-35 porque es un índice que está
manipulado. Ya el hecho de que Telefónica
tenga una ponderación tan grande hace
que si algún día va mal, el índice del Ibex
baje mucho. Si en vez de 35 empresas, hay
500, mucho mejor. Es el mejor índice del
mundo y la diferencia es como la de condu-
cir un Ferrari o un Seiscientos.
En un ámbito eminentemente masculino,
¿cómo se siente?
Yo trabajo sola, no en una firma, por lo que
no tengo problemas en este sentido. Si es-
tuviera en una firma, quizás sería diferente.
¿El dinero da la felicidad?
Tener dinero para cubrir tus necesidades
y que te quede algo a final de mes sí da
la felicidad. Pero tener muchos ceros en la
cuenta, no te hace más feliz.
Más información:
www.tradingybolsaparatorpes.com
“La Bolsa te hace mejor
persona”
ENTREVISTA A FRANCISCA SERRANO, TRADER
Texto y fotografía: Concha Alcántara.