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Atasco en Manhattan.
Basílica Sagrado Corazón.
Comienza la primavera en Central Park.
Camión de bomberos de Chinatown.
Patinando en Central Park.
EL TROTAMUNDOS DEL CASINO
Por Eliseo Gómez Bleda
prenderemos: unas cuantas calles arriba
o abajo y cambiamos de país. En China-
town, lleno de olores, colores y gente que
nos traslada a China, podemos encontrar
un buen restaurante asiático o una exce-
lente falsificación en Canal Street.
Casi al lado esta Little Italy, donde se
mantiene el ambiente italiano en sus tien-
das, restaurantes y terrazas. Hacia el
norte esta East Village, donde habita la
comunidad ucraniana. Otras comunidades
importantes son la judía, la hispana, la ir-
landesa.
Aunque no soy muy amante de los mu-
seos, algunos son visita obligada de nues-
tro viaje. Son ineludibles el Museo de Arte
Moderno (MoMA); el Metropolitan, que
abarca la historia del arte desde la prehis-
toria hasta hoy; el impresionante Museo de
Historia Natural, y el magnífico y futurista
edificio del Museo Guggenheim.
Siempre que visito Nueva York hay va-
rios lugares que me atraen y vuelvo una y
otra vez. Por ejemplo, la zona del Rocke-
feller Center, lindando con la Quinta Ave-
nida, que consta de 19 rascacielos y en
diciembre cuenta con un gigante árbol de
Navidad y una pista de hielo que seguro
que hemos visto en muchas películas.
Otros sitios son: Times Square, lleno de
teatros y donde la gente recibe el nuevo
año; el Puente de Brooklyn al anochecer,
porque es la mejor vista de Nueva York
iluminado; o Wall Street, que me defraudó
ya que por mi profesión lo tenía idealiza-
do. Pensar que la mayoría de los negocios
mundiales se realizan en esta pequeña y
angosta callejuela, llama la atención.
La mejor zona para dormir en Nueva
York es sin duda en las cercanías de Ti-
mes Square. Un buen hotel es el Tryp, de
la cadena Meliá. Otras opciones atractivas
para darnos un capricho
son el The Plaza o el
Waldorf Astoria, llenos
de historia y donde se
han rodado infinidad de películas. Pero
cuidado: aquí los hoteles son carísimos.
Tenemos que probar los famosos Hot
Dogs. Hay infinidad de puestos callejeros,
pero un buen sitio es Gray´s Papaya. Me
encantan también los bocadillos de pastra-
mi, en Katz´s Deli, los mejores, y las ham-
burguesas de P.J.Clark.
Paro un taxi para ir de regreso al aero-
puerto. El viaje ya termina y vuelvo con mi
libreta de notas casi completa. Pero al subir
al taxi, casi no puedo creerlo: el taxista es el
mismo que a la llegada. ¡Qué coincidencia,
en una ciudad con más de 13.000 taxis!
El destino es maravilloso. ¡Seguro que
lo disfrutaréis!