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V
iajes
Empire State Building.
Manhattan.
Puente de Brooklyn.
M
i avión acaba de aterrizar en el
aeropuerto JFK. Tomo un taxi que
me lleve a Manhattan. A lo lejos
ya veo sus esbeltos rascacielos. Observo al
conductor y, por su humilde vestimenta, no
creo que sea el dueño de una de las 13.000
licencias de taxi que hay en la ciudad: más
de un millón de dólares se llega a pagar
por una de ellas.
Conforme nos movemos se va acercan-
do el skyline de esta bulliciosa ciudad. Saco
la libreta que me acompaña en mis viajes y
empiezo a tomar notas de todo lo que veo
en la calle.
Después de ver tantas películas rodadas
en Nueva York, la sensación que tengo al
caminar por primera vez por sus calles es
muy extraña. Es como tener un déjà vu, una
sensación de haber estado antes aquí: los
edificios, gente, parques, incluso sus guar-
dias, nos son muy familiares.
Nueva York está situada en la misma la-
titud que Madrid o Castellón, pero su clima
es muy diferente. Siempre me he pregun-
tado cómo se pudo fundar esta ciudad en
este sitio: inviernos de 20º bajo cero con
mucha nieve y veranos en los que se pue-
den freír huevos en sus aceras. La mejor
época para visitarla es primavera y otoño, y
afinando más, en mayo y octubre.
Como todos conocemos esta ciudad,
que tiene lo más grande y lo más pequeño,
lo más elegante y lo más cutre, los más ri-
cos y los más pobres, voy a intentar conta-
ros los sitios que más me gustan.
Central Park es mi parque preferido de
todos los que conozco. Es tres veces más
grande que El Retiro. Se tardaron veinte
años en construirlo; sus lagos, puentes,
castillos, bosques, monumentos y sus cien
kilómetros de senderos, donde con toda
seguridad nos perderemos, forman un rec-
tángulo rodeado de rascacielos que fascina
a los neoyorquinos (y a los de fuera). Es el
pulmón de la ciudad, donde corren, pati-
nan, toman el sol e incluso se enamoran.
Manhattan es en realidad un mundo en
pequeño. Al pasear por sus barrios, lo com-
LA CIUDAD QUE NUNCA DUERME Y QUE TODOS
CONOCEMOS, INCLUSO SIN HABERLA VISITADO
C A P I TA L D E L MUNDO
NUEVA YORK
Fotos: Rafael Llarena Gómez.