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Especial
Felipe VI
E
n
el año 2001 el pintor José María
Falgas recibió el encargo que le
llevaría a retratar al actual Rey de
España, Felipe VI. El consejero de Cultura
de aquel momento, Juan Antonio Megías,
quería que fuera él quien diera forma a un
retrato institucional del entonces Príncipe
de Asturias, que aceptó encantado la oferta
en una visita a San Esteban. Un pequeño
grupo formado por el pintor, Megías y el fo-
tógrafo Tito Bernal lo visitó en el Palacio de
la Zarzuela con el objetivo de inmortalizar
su regia figura. Más de una década des-
pués el autor recuerda aquel momento con
Felipe VI.
¿Cómo es retratar a un Príncipe?
En principio es como retratar a cualquier
persona, sólo que puede haber una tensión
mayor por lo que significa de compromiso,
ya que es un personaje histórico. Aunque
no lo quieras, te aparece en la memoria que
en el siglo XVII alguien llamado Felipe IV
posó para un pintor llamado Velázquez.
¡Y eso impone!
Eso impone muchísimo. Y si te trasladas al
siglo XIX, Alfonso XIII posa para Joaquín
Sorolla.Y ahora, en el siglo XXI, resulta que
nuestro Príncipe de Asturias posa para un
pintor de Murcia.
A nivel profesional, ¿qué le supuso?
Una gran satisfacción y reconocimiento. Es
un cuadro que te compromete mucho con
todas tus posibilidades: técnicas, de inspi-
ración, de todo.
¿Cómo abordó el retrato?
Guiándome por mi experiencia profesional.
Yo dejo al modelo bastante libre, para que
se manifieste con naturalidad. No le exijo
nada, ni de postura ni de indumentaria ni de
ningún tipo. Le doy absoluta libertad para
que se exprese pensando en sí mismo, con
lo cual ya me estoy enterando de algunas
cosas que me interesan para pintarlo.
¿Cuál fue su impresión del entonces
Príncipe?
De una extraordinaria naturalidad. Estuvi-
mos con un hombre joven, simpático y muy
accesible. Es una persona ajena a cual-
quier estiramiento. El expresaba curiosidad
por el proceso, por cómo se hacía el cua-
dro. Intervino y preguntó, mostró interés por
muchos detalles.
¿Gana en las distintas cortas?
Sí, y además trasmite mucha serenidad y
tiene una predisposición a la simpatía, se
reía con frecuencia. Pasamos muy buen
rato. De hecho, de poco más de hora que
teníamos concedida, estuvimos tres horas
largas. Ese ambiente distendido se refleja
muy bien en el reportaje fotográfico que
hizo Tito Bernal.
¿Y el retrato lo hizo en ese tiempo?
En esas tres horas yo tuve la oportunidad
de realizar un esbozo sobre lienzo del retra-
to, como un primer estudio. Eso, junto a mi
propia observación, que es fundamental, lo
traslado luego en el estudio a la obra.
¿En qué se fijó más?
La cara y las manos son las dos referen-
cias. Pero también hay algo más general: la
postura, la actitud, el lenguaje corporal, la
posición de las manos, que en este cuadro
es una clave expresiva. Retratar es una ta-
rea de intuición.
Lo retrató con actitud elegante y a la vez
cercana.
Es que es un hombre elegante, bien pareci-
do, con buenas proporciones y atlético.
¿Cree que consiguió retratarlo tal y
cómo es?
Creo que sí, que el semblante refleja su na-
turaleza. De hecho, el momento lo permitía,
ya que hubo mucha cordialidad, sin ningún
protocolo. Yo pinté con una tranquilidad
enorme.
¿Es su mejor retrato?
De más envergadura, responsabilidad y,
posiblemente, más acertado, sí.
¿Le gusta como Rey?
Sí, creo que puede hacer una gran tarea
en beneficio de España. Él es nuestra gran
esperanza.
“Él es nuestra gran
esperanza”
ENTREVISTA A JOSÉ MARÍA FALGAS, PINTOR
Por Concha Alcántara. Fotografía: Juan Cánovas