Página 10 - RCMAGAZINE12

Versión de HTML Básico

10
N
oticias
PRESENTACIÓN DEL LIBRO “SOLDADOS DE HIERRO.
LOS VOLUNTARIOS DE LA DIVISIÓN AZUL”
Texto y fotografías:Concha Alcántara.
La aventura de los
murcianos que
lucharon en Rusia
S
entado en primera fila escucha con atención, observa las
fotografías que se suceden en la pantalla, suspira con
emoción contenida cuando algún recuerdo le asalta. El
libro de Francisco Torres, “Soldados de Hierro. Los voluntarios de
la División Azul”, que persigue dar a conocer cómo vivieron esta
particular epopeya más de 45.000 españoles, fue presentado en
el Real Casino de Murcia con un invitado de excepción: Luis Ro-
mero, socio de la entidad y único de aquel grupo de aguerridos,
idealistas y jovencísimos voluntarios murcianos que sigue con
vida 80 años después.
“Fue un honor para mí luchar por mi patria, por mi ciudad y por
mi barrio”, señaló Luis Romero, al borde de las lágrimas cuando
se le hizo entrega de la medalla de Caballero de la Orden de la
División Azul, que se suma a
las numerosas condecoracio-
nes que ha recibido a lo largo
de su vida, como la Cruz de
Hierro o las dos Cruces Rojas
al Mérito Militar. “Es un honor
inmerecido”, aseguró con mo-
destia. “Para demostrar la importancia que le doy se lo voy a en-
tregar a mi nieto, para que la conserve y recuerde que su abuelo
luchó una vez contra el comunismo en Rusia”.
Un total de 1.200 voluntarios murcianos, con una media de 22
años, se embarcaron en aquella aventura que perseguía combatir
el comunismo en Rusia junto a los alemanes en 1941. Romero,
que contaba entonces con 17 años y mucho valor, no dudo en
alistarse. “Yo entonces no tenía miedo ni pensaba en la muerte,
¡no como ahora!”.
Aunque España, en aquel momento al inicio de la dictadura fran-
quista, no intervino oficialmente en la Segunda Guerra Mundial, el
Gobierno envió a voluntarios para que se unieran a la Wehrmacht
de forma que podía mantener la neutralidad mientras compensa-
ba a Hitler por su ayuda durante la Guerra Civil Española. “Yo creía
que los íbamos a mandar a los Urales y fueron ellos los que casi
nos llevan corriendo hasta Berlín”, recuerda Romero.
Francisco Torres insistió en la voluntariedad acreditada de los
que se sumaron a la expedición, descartando de forma tajante
las afirmaciones de algunos historiadores sobre la obligatoriedad
de los reclutados. “No estaban obligados. Se conservan todos los
expedientes de los voluntarios en Murcia. Todo lo que sostengo en
este libro está documentado”, destacó.
De vital importancia en la reconstrucción de esa odisea ha sido
la correspondencia que mantenían los soldados con sus familia-
res, parejas o amigos en esos dos años que estuvieron en Rusia,
incluyendo fotografías con locales que para el autor demuestran
“el digno comportamiento de las tropas españolas con la pobla-
ción civil”. “La relación con los locales era buenísima”, confirma
Romero. “Cuando nos íbamos de los pueblos, nos despedían por
todo lo alto”.
La División Azul luchó du-
rante dos años en condicio-
nes durísimas y con un exiguo
equipamiento en el frente so-
viético. “El mayor enemigo era
el frío. Era horroroso”, desta-
ca el socio del Real Casino. A finales de 1943, y con los aliados
presionando, Franco ordenó la retirada de los soldados. En total,
hubo más de 16.000 bajas (4.954 caídos, 8.700 heridos, 2.137
mutilados). Además, cerca de 400 hombres fueron hechos prisio-
neros de guerra por el Ejército Rojo, de los cuales sólo unos pocos
lograron sobrevivir al cautiverio. Mientras que la mayoría de los
soldados de otras nacionalidades fueron puestos en libertad tras
5 años en los campos de internamiento, los prisioneros de guerra
españoles de la División Azul tuvieron que esperar más de una
década.
El autor del libro, que ha entrevistado a cientos de aquellos
divisionarios, asegura que a pesar de las calamidades que pa-
saron jamás tuvieron la sensación de derrota, amparados por
su gran sentido del deber y amor a su país. Algo que el mismo
Luis Romero corrobora. “Para mí fue una experiencia dura pero
buena”, asegura.
“Es un honor inmerecido, pero para demostrar
la importancia que le doy se lo voy a entregar a
mi nieto, para que la conserve y recuerde que
su abuelo luchó una vez en Rusia”