13
E
n
el
R
eal
C
asino
En este caso fallar a la gente que te quiere.
¿Cómo se supera ese miedo?
Se trabaja con preparación. Eso da mucha
tranquilidad. Yo era un enfermo de prepa-
rarme, muy obsesivo de cuidarme. Era me-
tódico. Desde enero a septiembre me olvi-
daba de todo. Era solo ir al campo y torear,
prepararme, dormir, descansar… Llevaba
una vida muy ordenada. Y de octubre a di-
ciembre salía, bebía, disfrutaba… Era una
persona complicada. No tenía horas. Era de
extremos.
¿Qué balance hace de su carrera?
Muy positivo.Yo siempre he dicho que ni en
el mejor de mis sueños pensé conseguir
todo lo que logré como torero. Nunca pensé
que estaría 15 años en esta profesión y al
nivel que estuve. Ahora más, porque veo a
los niños en la escuela y es muy duro. Son
muchas las circunstancias las que rodean
el triunfo de un torero y algunas escapan
a las propias condiciones artísticas. Miro
atrás y veo que ha sido un verdadero mila-
gro haberlo conseguido.
¿Su momento más duro?
Hay pulsos que le echa uno a la profesión
que son difíciles. Hay un sistema un poco
tradicional y tú quieres intentar cambiarlo
y es duro. Ves que tu carrera se frena en
algunos momentos porque empresarial-
mente no interesa que te salieras de las re-
glas del juego. Puse en práctica cosas que
ahora las veo en las nuevas generaciones,
como buscar más independencia de los
apoderados, y eso me da alegría.
Se dedica a una profesión amada por
unos y criticada por otros.
Yo soy respetuoso pero pido que también
sean respetuosos con mi profesión.
¿Pero entiende que haya gente que no le
guste el mundo del toreo?
Yo entiendo que hay mucha demagogia con
el sufrimiento del toro. Hay que entender
una historia, una tradición, un animal que
se cría para eso. Más que quiero yo al toro,
no lo puede querer nadie. Todo lo que tengo
en esta vida se lo debo a ese animal.
Y el sufrimiento del toro en ese momen-
to, ¿le afecta?
Yo lo entiendo, entiendo que es un animal
que nace y muere luchando, defendiéndose
y que es capaz de volver donde le están
haciendo daño. Esa es la seña de identidad
del toro bravo, que es un animal muy par-
ticular. También hay estudios que señalan
que el sufrimiento es mínimo, por temas del
estrés de ese momento. Es un animal que
nace para eso.
Hay sitios donde se torea y no se mata al
toro. ¿No es una opción?
Sí, es una opción, pero el toro se pica y se
banderillea. Son suertes durante la lidia
que están marcadas con la sangre. Son
necesarias.
Sin sangre, el ritual no es completo.
No, porque con el toro prácticamente no se
podría. Hay que ir amoldando al toro para
después poder con él y vencerle.
En Cataluña se han prohibido las corri-
das de toros. ¿Teme que pueda extender-
se a otros sitios?
Esa fue la lógica preocupación que tuvimos
todos al principio. Ahora se ha aprobado
esa ley de protección del patrimonio cul-
tural de la fiesta de los toros para que no
puedan ocurrir esas cosas. Pero yo tengo
muy claro que era un tema político.
¿Cuál es la plaza donde más ha disfrutado?
Yo he tenido dos amores muy grandes. Pro-
fesionalmente, Sevilla me lo dio todo. Me
dio el crédito para poder estar en todas las
ferias. Fue una plaza con la que mantuve
una historia de amor muy especial hasta el
final. Pero el amor más verdadero, el que
ha crecido a lo largo de los años, ha sido el
de Murcia. Mi apoyo, reconocimiento, don-
de he sentido que merecía la pena luchar,
donde me daban el empujón en los mo-
mentos difíciles… Y el día que me despedí
eran seis toros para mí solo y la plaza no
cabía ni un alfiler.
Ha sido profeta en su tierra.
Yo sí. Siempre he sentido que la gente me
ayudaba. Por eso a mí también me sale
hacerlo. Siento que estoy en deuda con
Murcia.