Página 34 - RC MAGAZINE 11

Versión de HTML Básico

34
C
ultura
EL PINTOR PÉREZ ESPINOSA EXPONE POR ÚLTIMA VEZ EN
LA SALA ALTA DEL REAL CASINO DE MURCIA
Una luz diferente
S
erá su última exposición. El pintor Luis Pérez Espinosa ase-
gura que la muestra “Luz Diferente”, que acogió la Sala Alta
del Real Casino entre el 13 y el 30 de junio, es su despedida
del mundo del arte. “Esta ciudad está llena de artistas con mucho
talento pero Murcia es muy cruel con ellos”.
No quiso entrar en más detalles el pintor, conocido artísticamen-
te como Vespinosa, durante la velada inaugural de la muestra en
la que un recital de música clásica y una selección de muebles
antiguos, que hacían de soporte para las obras, dotaron a la Sala
Alta de un peculiar y sugestivo ambiente. El autor pensó cuidado-
samente la composición de la sala con el fin de crear un espacio
ideal para la contemplación de sus obras. “Los cuadros, cuando
están en las casas, no están colgados en paneles”, señala.
No es la primera vez que utiliza muebles como soporte de sus
obras. Se trata de una característica a la que ha recurrido de modo
insistente en sus exposiciones para reconstruir un ambiente lo más
realista y cómodo posible para el espectador. “Si te sientas a con-
templar, los cuadros te dirán algo al oído”, apunta el pintor.
Profundas pinceladas en verdes, azules y amarillos inundan sus
creaciones. “La carga de materia es un elemento muy importante
que caracteriza el momento en que abordo la creación”, explica el
autor, que asegura que concibe sus obras para que sean tocadas.
“Mis cuadros son para sentirlos y hablar con ellos, son como pe-
queñas esculturas”.
Vespinosa utiliza un formato grande con el fin de que el públi-
co se sienta parte de la composición. Por ese motivo sus pinturas
tampoco tienen marco, ya que están concebidas para “expandirse”
al ser observadas. “Quiero que el alma de la gente se convierta en
algo grande”.
El pintor señala que con estas pinturas “no quiero transmitir nin-
gún mensaje, sólo que la gente lea cartas en color. El mundo está
muy negro y hay que pelear con el lienzo para que se convierta en
un punto de alegría”.
Cada obra tiene un momento de creación distinto, no han sido
concebidas para ser presentadas en una misma muestra. El he-
cho de que posteriormente hayan acabado formando parte de esta
última muestra como un “concierto de color” ha sido algo fortuito.
Confiesa que quiso darle un lugar predominante a la escultura de
Judas en la exposición para recordar que sigue teniendo presencia
en la actualidad. “Hoy día también existe esa clase de persona que
traiciona y, de esta manera, quiero hacer un homenaje a los que
tienen la desgracia de ser así”.
La suerte ha querido que el lugar elegido para decirle adiós al
lienzo sea el mismo donde expuso por primera vez hace diez años.
El tiempo dirá si la despedida es temporal o definitiva.