Página 33 - RC MAGAZINE 11

Versión de HTML Básico

C
ultura
33
JUAN BAUTISTA SANZ DESCUBRE SU DELICADO Y PERSONAL UNIVERSO PLÁSTICO EN UNA EXPOSICIÓN EN LA SALA ALTA
“Poética pintada, música callada”
P
oética pintada, música callada” es el delicioso y profundo
título de la exposición de pintura de Juan Bautista Sanz que
engalanó la emblemática Sala Alta de Exposiciones y Con-
ciertos del Real Casino de Murcia en mayo.
Subí a la exposición para disfrutar frente a los cuadros y fijar la
mirada en detalles puntuales para poder contar con más veracidad
y confianza lo que en ese momento me transmitieran.
Al alcanzar los últimos peldaños de la escalera, comencé a es-
cuchar un susurro musical suave y deleitante. Una vez en la sala
vi que el piano estaba oculto, y, por tanto, no sonaba: los acordes
brotaban de los propios cuadros que emitían esa misteriosa músi-
ca para dar la bienvenida al visitante.
Quedé encantado.Al fondo, sentado, se encontraba el artista. Co-
nocía su obra pictórica y escrita, pero, aunque parezca extraño, no
habíamos estrechado nuestras manos: lo hicimos en ese momento
por primera vez. ¡Fue para mí un gran honor! Y el maestro mostró
su alegría con la expresión serena y pacífica que le caracteriza.
Con suma delicadeza y gran respeto, dejó que me adentrase de
forma solitaria en la obra. Mientras lo hacía, él paseaba con lenti-
tud disfrutando de la luz que entraba por los balcones.
Según me posicionaba frente a cada uno de los cuadros, mi es-
píritu iba elevándose… Vi y sentí la paleta de Juan Bautista carga-
da de colores: amarillos, azules, rojos… Lanzando ráfagas de ellos
sobre los lienzos, entremezclándolos con tal equilibrio y maestría,
que acababan plasmándose con una transparente y delicada ar-
monía mágica, que me atrapo totalmente. Me identifiqué con ellos,
hasta el extremo de trasladarme en un instante a París.
Contemplando “Puente sobre el Sena”, escuché el sonido de las
aguas del río y sentí su frescor. La humedad de la atmósfera me en-
volvía, hasta el olor del ambiente me llegaba y, todo, a través de los
colores de Sanz y sus trazos, finos y gruesos, sueltos y firmes y, sobre
todo, sinceros… La sinceridad, yo diría, es una de las mas grandes
virtudes de este internacional artista murciano. La pintura de Juan
Bautista Sanz es sincera, como lo es su autor. Nos lo viene demos-
trando a través de su dilatada vida, como pintor, escritor, cineasta…
En “Los visillos azules”, cuadro de pequeñas dimensiones y acer-
tado encuadre, nos retrata al viento empujando con suavidad el
azul de los visillos, con tal sutileza que te acaricia el rostro cuando
estás frente a él. Brota la poesía envuelta en una música casi ce-
lestial que sin proponértelo hace vibrar tu corazón y tu alma.
¡Que rato tan especial pasé! No va a ser fácil olvidarlo.
Otra joya artística, “Los peces rojos”, muestra dos simples pe-
cecillos rojos que van de un lado para otro en el interior de una
pecera. Su transparencia te permite sentir y ver los rápidos movi-
mientos de los peces que dan vida al cuadro. ¡Cuánta belleza en
tan poco espacio!
Y en “Desayuno bajo el toldo rojo” Juan Bautista Sanz muestra
su gran generosidad. Compone un delicioso lugar, una luminosa
terraza, un velador antiguo y, sobre él, el desayuno servido. La
Torre Eiffel se muestra al fondo e incluye una bancada libre para
que seas tú quien la ocupes y así formes parte de su composición
artística y disfrutes de los manjares y del paisaje. ¡Se puede ser
más generoso!
Esta composición artística y este mensaje los ha expresado con
una sabiduría plástica tan personal y vanguardista, que le hacen
único. Los rojos predominan y lo inundan de luz y alegría.
Antes de despedirme charlamos un buen rato. Y tras ofrecerle
estas páginas me pidió que trasmitiese su más profundo y sincero
agradecimiento al Presidente, a la Junta Directiva, a socios y per-
sonal del Real Casino, por la oportunidad que le habían otorgado
de exponer en esta noble sala.
“Me han hecho muy feliz y he recordado mis tiempos jóvenes duran-
te los cuales también expuse aquí mis primeros trabajos”, me confesó.
Creo que para todos ha sido un lujo disfrutar de la presencia
de un gran artista y de su impactante obra. Cada cuadro de esta
exposición es en auténtico poema. Gracias maestro.
Por Miguel Olmos.