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ARS CASINO
Por Mª Loreto López Martínez
Restauradora
La luna ardiente del Tocador de Señoras
C
omienza el año 1922.
“La Verdad” ocupa sus
páginas con comen-
tarios y noticias desastrosas
sobre la Guerra del Rif, que
desde hace un año viene ti-
ñendo de dolor a la población
que ve partir a sus jóvenes a
tan incierta aventura. Se anun-
cia una huelga en el ferroca-
rril, también se destaca que
ha comenzado a prestar sus
servicios el tren de despioja-
miento para los soldados que
regresan… En el Teatro Romea
la Compañía de Zarzuela de
González Serna representa “La
Caballería Rusticana”. Entre los
artículos, muchos dedicados a
los numerosos actos religiosos
y de beneficencia de la ciudad;
mientras, “El Liberal” de Murcia
anuncia té purgante Chambard,
Extracto de Cereales Borrell
para el ánimo decaído, los Va-
pores Transatlánticos Españo-
les con dirección a las Antillas
y Estados Unidos, la pluma
Swam de punta de oro que evi-
ta atascos, Sulfuro Caballero
contra la sarna o cerveza ale-
mana Pilsator y, como únicos
anuncios por palabras, las ocho
ofertas de amas de cría. Des-
tacada como noticia de primera
plana la gran fiesta de Año Nue-
vo, organizada en “la aristocrá-
tica sociedad del Casino”, como
“cena a la americana” ameniza-
da hasta altas horas de la ma-
drugada por un sexteto acorde
con la intención, gran éxito del
evento cargado de glamour.
Treinta años más tarde de la
realización por Antonio Mese-
guer del techo para el Tocador
de Señoras, que veíamos en
el número anterior, el pintor de
raíces murcianas y formación
cosmopolita José Mª Marín –
Baldo y Burgueros (Almería, 16
de junio de 1864 – Gerona, 14
de junio de 1925), imbuido por
la moda de los “felices 20”, apor-
ta al Casino de Murcia una de-
liciosa nota de modernidad. El
elemento “modernista” faltaba
para completar el amplio reper-
torio estilístico del conjunto, no
exento de una alta carga de fri-
volidad y erotismo: “La Noche”,
también llamada “El embrujo de
Selene”, cubre el abovedado To-
cador de Señoras.
Flotando entre nubes algo-
donosas, coquetas señoritas,
ligeras de ropa o simplemente
sin ella, con alas de maripo-
sa, rodeadas de pícaros niños
también alados, a modo de
amorcillos, parecen rendir culto
a la diosa Selene, que radiante
rompe la oscuridad de la noche
con su fulgor. Para más énfasis,
esa Luna está pintada sobre un
cristal que oculta la lámpara que
ilumina, aunque poco, desde el
centro de la pequeña estancia
que, continuando el juego de
fantasías, ha prendido las de-
licadas alas de la más osada
de las muchachas, en su atrevi-
miento de acercarse demasiado
al “ardiente” satélite, cayendo
despavorida sobre nuestras ca-
bezas y, póngase usted donde
se ponga, sus ojos le persiguen
como pidiendo que haga el favor
de frenarle el golpe. Las licen-
cias que se concede el autor vie-
nen tanto de mano de la temáti-
ca, un auténtico divertimento en
el que ha dado rienda suelta a la
sensualidad y la fantasía, como
en el uso de la luz, que incide
sobre la obra desde distintos
puntos, superior e inferior, ajeno
a la coherencia de la escena.
Era José Marín-Baldo y Bur-
gueros, hijo del arquitecto mur-
ciano del mismo nombre y reco-
nocido prestigio, de familia muy
acomodada y exquisita forma-
ción. Becado por la Diputación
murciana en París y Roma, su
vida transcurre entre distintas
ciudades europeas y españolas,
fundamentalmente París, pero
sin dejar de pasar temporadas
en Murcia, donde deja amplia
muestra de su trabajo, en el que
destaca el paisaje y una lumi-
nosidad plenamente mediterrá-
nea, acentuada por el vibrante
colorido, tal como queda bien
reflejado en los lienzos del techo
de esta estancia del Casino.
Hoy contemplamos la com-
posición divertidos ante las mo-
das de otro tiempo, pero ¿ima-
ginan qué pensarían las ilustres
y recatadas damas, usuarias de
este íntimo espacio, al verse ro-
deadas por tan procaz escena?
“La luna está pintada sobre un cristal que
oculta la lámpara que ilumina”
Fotografía: Concha Alcántara.