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alería
del
S
ocio
ÁNGEL ESCUDERO SERVET (MURCIA, 1928), FUE MAGISTRADO DEL SUPREMO DE LA SALA SEGUNDA (PENAL), UNO DE LOS
CARGOS MÁS RELEVANTES EN LA CARRERA JUDICIAL. TODA UNA VIDA DEDICADA A LA JUSTICIA. SE PRONUNCIA FOROFO DEL
REAL MURCIA. ES EL SOCIO CON MÁS ANTIGÜEDAD DEL REAL CASINO Y RECIENTEMENTE NOMBRADO SOCIO DE HONOR
La ley y la justicia por bandera
ÁNGEL ESCUDERO SERVET:
Á
ngel Escudero. Nos pusimos en contacto por teléfono y
aceptó la invitación de RCmagazine para que le hiciéramos
una entrevista. Teníamos que hacerla en su domicilio ya
que estaba aquejado de sus piernas que de momento no le res-
pondían bien. Nos comenta que desea recuperarse para ver cómo
había quedado terminado su Casino. Añora los buenos ratos pasa-
dos en él. “Me reunía todos los días con mis amigos de la infancia
y entablábamos una tertulia muy entretenida. Lo pasábamos muy
bien. De los amigos de aquellas reuniones quedamos muy pocos.
Es lo que más añoro. Ahora me refugio en la lectura y en los pro-
gramas de televisión”.
Estudió en los Maristas y pasó a la Universidad, donde se licen-
ció en Derecho. Después se preparó para juez, una oposición muy
dura. Cuando aprobó lo enviaron como juez de primera instancia
a Vélez Rubio y Almendralejo, y después a Mula. Recorre diversas
ciudades de España: Alicante, Albacete, Almería, Badajoz y por úl-
timo en la Audiencia Provincial de Murcia.
Señala que recuerda la toga “todos los días, pues fue la razón
de mi vida. La toga es como el uniforme a los militares”. Humilde
al límite, nunca se ha considerado un juez estrella. “Nunca”, nos
contesta con energía, rapidez y sin dudar. “He llevado juicios de
hurtos, robos…”. Es evidente que no quiere ponerse medallas, pero
le recordamos que metió en la cárcel al torero Curro Girón. “Bueno,
después de torear una corrida en Murcia salió en coche hacia Za-
ragoza y atropelló a un grupo de personas ocasionando la muerte
a dos mujeres. Como sucedió en mi territorio tuve que instruir. Se
celebró el juicio e ingresó en la cárcel. A los pocos días se me
presentó un Capitán General muy agradable pidiéndome que lo pu-
siera en libertad para llevárselo. No me dejé influenciar. Le dije que
yo no lo había metido en la cárcel, que fue el Código Penal quien
lo metió. Días después recibí una carta del Capitán felicitándome
por mi integridad”.
Ángel Escudero es una persona muy perseverante. “Me propuse
ser juez y lo conseguí. Lo que me proponía lo llevaba a cabo”. Mi
ignorancia jurídica me impedía valorar, en su justa medida, sus
condiciones, pero sí pude apreciar y lo destaco como una persona
insuperable. Esa fue la primera impresión tras la larga conversa-
ción mantenida en esta entrevista. Fue un gozo tropezarme con
un hombre justo, honesto, independiente e imparcial, y fiel a sus
principios. Lo que parecía obvio se convertía aquí en noticia. “No
me arrepiento de nada pues siempre he actuado de acuerdo a la
ley y a mi conciencia”.
Entre sus aficiones no figuran en primera fila los deportes “al-
gunos juegos de mesa y algo de billar”. Ahora bien, le tocamos el
fútbol y damos en la diana. “Soy socio del Real Murcia desde el
año 39 y me siento un forofo del Murcia pese a que la temporada
pasada lo tuvo difícil”.
Por encima de todas, su gran afición es la música clásica. Es un
auténtico melómano. Acude a todos los conciertos que se celebran
en el Auditorio Víctor Villegas. No tiene preferencia. “Me gusta toda
la música clásica. Antonio Martínez, conserje mayor del Casino,
muy conocido y excelente amigo, me ha acompañado en bastantes
ocasiones”. Tiene una buenísima colección de música clásica y de
ópera, así como una gran biblioteca. Parece iluminarse cuando nos
comenta alguna de sus óperas preferidas: es sin duda un erudito
en la materia.
Le pedimos que nos relate alguna anécdota vivida y, aunque al
principio se resiste, lo logramos. “Antiguamente los jueces levantá-
bamos los cadáveres con la presencia del oficial de lo penal, se-
cretario médico, forense y agente judicial, y en los lugares agrestes
los trasladábamos en burros o caballos. Ahora el traslado es muy
distinto”. No hay duda. Tras charlar y mantener una larga conversa-
ción distendida, descubres a una persona muy intelectual y con un
corazón grande y lleno de humildad.
PERFIL DEL SOCIO
Por Pedro A. Campoy