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espués 37 años como asesor
de la entidad, asegura que ha
visto etapas de todos los colo-
res “y aunque pueda resultar
raro, la mejor situación que hemos tenido
es la actual”. Diego Tortosa, vicesecretario
y encargado de la atención a los socios,
hace repaso de casi cuatro décadas viendo
crecer una entidad que nunca pensó que
cambiaría tanto. De trato cercano y cordial,
defiende a ultranza que la mujer gane peso
en la vida cultural y social del Real Casino.
¿Cómo llegó a esta casa?
Fue algo casual. El 8 de noviembre va a hacer
37 años. El entonces presidente, José María
Palazón, que era un presidente y un socio a la
antigua usanza, me llamó para ser su asesor
cuando su consejero de confianza murió.
¿Y cómo era aquel Casino?
Tengo una visión muy clara: un auténtico de-
sastre. Aquí no se sabía ni donde estaba el
aseo y había un montón de papeles por or-
ganizar. Me llevó más de año ponerlo en or-
den. Era el año 76 y en la biblioteca estaban
los periódicos de la dictadura. Parecía que
no había pasado nada. Era un casino vetus-
to en toda la extensión de la expresión. No
rezumaba antigüedad sino vejez. Languide-
cía a ojos vista. Era una etapa inmovilista, en
consonancia también con cierta mentalidad
de casinero, que piensa que cuanto menos
gente mejor. Y por supuesto, ni pensar en
que la mujer iba a entrar como lo hace ahora.
Entonces, ha visto muchos cambios en
estos 37 años…
En estos años ha habido muchos cambios
en esta entidad. Ha sido una etapa apasio-
nante. Recuerdo cuando otro presidente,
Mariano Gómez Artés, incorporó los pe-
riódicos “El Mundo Obrero” y “El Socialista”.
Aquello fue una revolución.
¿Simplemente porque se compraran?
Claro. Aquello era impensable en el año 76,
cuando aún no se habían celebrado las pri-
meras elecciones democráticas. Era como
meter aquí al diablo. Curiosamente, había
un deseo de apertura que hizo que no hu-
biera un movimiento de resistencia.
En el fondo, había deseos de cambio...
Sí, yo creo que aquí la gente quería ese
cambio. Se hablaba mucho de coexistencia
y de caminar respetándonos unos a otros.
Eso era un reflejo de lo que estaba pasando
en el país, como ocurrió con los Pactos de
la Moncloa, en los que fuerzas antagónicas
se pusieron de acuerdo. Eso se trasladó a
la vida del Casino. Curiosamente, subió el
número de socios en aquella época y el Ca-
sino adquirió relevancia.
Usted tiene una gran relación con los
socios.
Es de lo que más orgulloso estoy y también
he tratado de trasmitirlo a todo el mundo. Al
socio hay que tratarlo con atención, amabi-
lidad y cercanía.
Esa relación, ¿es a veces complicada?
Bajo mi punto de vista, no. Lo que a veces
la gente puede juzgar como impertinen-
cias, para mí no lo son. Cualquier persona
de edad agradece un gesto de deferencia.
Yo siempre lo he tenido muy claro a nivel
personal. Todo lo que yo le dedique a una
persona, en comprensión, en amabilidad,
en cercanía, el principal beneficiario soy yo.
¿Cuáles son las inquietudes de los socios?
El socio tradicional quiere que no le mo-
Por Concha Alcántara
“Me gusta tratar al socio con atención,
amabilidad y cercanía”
Entrevista a Diego Tortosa
Vicesecretario del Real Casino de Murcia
MI ESTANCIA PREFERIDA
“Siempre me han gustado las peceras.
Yo creo que es un sitio privilegiado. Estar
sentado en una pecera tranquilamente y
ver pasar la gente es una delicia. Relaja
muchísimo. No hay otro sitio igual en toda
la ciudad”.