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Quieres ser diputada?
-¿Esto en qué me
puede perjudicar?
Con ese diálogo en
una llamada telefóni-
ca de quien iba por de-
lante de mí en la lista electoral, me en-
teré de que iba a comenzar una nueva
etapa en mi vida. Así, sin anestesia, me
ofrecen entrar en el Congreso, y sientes
que estás obligada a hacer cosas por los
demás porque crees en la ideología y el
proyecto. Aún me llama la atención que
automáticamente lo primero que me
salió fue preguntar si aceptar el ofreci-
miento podría ser negativo para mí.
Yo militaba desde muy joven y ya
estaba acostumbrada a moverme entre
políticos, pero cuando descubres que
los que admiras (y los que no tanto) es-
tán sentados a tu alrededor comienzas
a sentir un cierto vértigo. El primer día
que te sientas en el hemiciclo, respiras
hondo y notas el peso de la historia.
Trabajar por y para tu Región era algo
adictivo, bonito, ilusionante… pero muy
difícil, quizá más con mi juventud de
entonces y mi poca experiencia, pero
también por ello pones más ganas en lo
que haces.
Han pasado 12 años desde que dejé
de ser diputada pero detecto una dis-
tancia tremenda entre entonces y aho-
ra, y un ejemplo lo tenemos entre otras
cosas en la evolución del tratamiento
de los medios de comunicación. Hemos
pasado del “Hola” al “Sálvame”, a acep-
tar que un bebé entre en el hemiciclo
para utilizarlo políticamente y a glorifi-
car anécdotas que se convierten en no-
ticia. En el fondo son faltas de respeto
no ya al oponente, sino al ciudadano y a
la institución, que algunos no respetan
y es lo primero que quieren cargarse
desde dentro, aprovechar las propias
herramientas del sistema para acceder
a él y liquidarlo.
El momento político actual es apa-
sionante, y convivir con tantos colores
políticos, tan diferentes y antagónicos
es algo único… pero también debe ser
demasiado duro vivirlo en primera per-
sona. Quizá hoy preferiría ser cronista
parlamentaria y vivirlo desde la barre-
ra. Pero vivirlo desde cerca, desde den-
tro pero sin formar parte de ello.
El Congreso debe ser un sitio de
diálogo donde exponer ideas, pero me
llama la atención que personas tan
jóvenes como yo lo era entonces es-
tén hoy tan cargadas de odio, rencor y
desprecio y que además pretenden dar
lecciones de convivencia cuando han
nacido en democracia y han disfrutado
de plenas libertades y derechos.
Quizá necesitábamos un poco de
marcha dentro de la política. Ha habido
un enrrocamiento de la política antigua
que ha profesionalizado el ser político,
haciendo un flaco favor a la clase polí-
tica y lastrando a quienes quieren arre-
mangarse y trabajar por el ciudadano.
Nunca he sido política, yo trabajaba
para la Región de Murcia, por un Plan
Hidrológico, por los derechos de la mu-
jer en una comisión mixta con el Sena-
do… Nunca he sido política profesional
ni la entiendo como un oficio sino como
un servicio al ciudadano de duración
temporal… Un concepto que quizá ya
no existe.
Soy Belén Unzurrunzaga y, aunque
muchos no lo sepan, llevo dentro la
política”.
LA CARA B
POR ANTONIO RENTERO
@antoniorentero
“Me
convertí en
diputada
sin
anestesia”
El Congreso debe ser un sitio
de diálogo donde exponer
ideas, pero me llama la
atención que personas tan
jóvenes como yo lo era
entonces estén hoy tan
cargadas de odio, rencor
y desprecio y que además
pretenden dar lecciones de
convivencia