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Ibn Hud, que se alzó contra los almohades y conquistó, desde
Murcia, gran parte de Al-Ándalus.
En la ciudad de Murcia quedan algunos restos de los alcá-
zares musulmanes edificados por el Rey Lobo y embellecidos
por Ibn Hud. El Alcázar Nasir se encuentra debajo de la Iglesia
de San Juan de Dios, junto a la Catedral deMurcia. Se conside-
ra que ese entorno, formado por la Catedral, el Ayuntamiento,
el Palacio Episcopal, San Juan de Dios, el Instituto Cascales y
la Consejería de Hacienda, pudo ser el enclave primitivo de la
ciudad, donde se ubicó primeramente el palacio real y la mez-
quita, desarrollándose luego el entorno urbano de la medina.
En el subsuelo de la Iglesia de San Juan de Dios se encon-
traron restos del arco de un oratorio con pinturas originales
así como el panteón real que se supone perteneció aMardanis,
todo ello como parte del Alcazar Nasir del Rey Lobo.
Bajo el monasterio de las Claras se encontraba el Alcázar
Seguir, residencia de verano del rey Mardanis, pero resultó
arrasado con la invasión almohade. Posteriormente el rey Ibn
Hud lo reconstruyó, pasando a llamarse alcázar Hudí. Hoy día
se pueden visitar sus restos en el centro de las Claras. Los res-
tos árabes se consideran el mejor exponente de la transición
del arte almohade al arte nazarí.
Tras su muerte su descendencia se declaró vasalla de los
almohades, adoptando su credo. El lugar donde reposan sus
restos mortales es un misterio. Hay quienes los sitúan en Se-
villa aunque muchos señalan al que fuera el Alcázar Mayor
musulmán de Murcia, ubicado en el Conjunto Monumental
de San Juan de Dios. De lo que no hay duda es del legado en
el patrimonio de todos los murcianos que dejó Ibn Mardanis
como responsable del que, seguramente, es el mayor periodo
de esplendor que ha vivido la ciudad a lo largo de su historia.
EL MOMENTO DE MAYOR ESPLENDOR DEL
REINO DE MURCIA FUE EL REINADO DE
MUHAMMAD IBN MARDANIS, QUE ALGUNOS
AUTORES CONSIDERAN DE ORIGEN CRISTIANO
(
MARDANIS
SERÍA UNA ADAPTACIÓN DEL
APELLIDO “MARTÍNEZ”)
gunos autores consideran de origen cristiano (
Mardanis
sería
una adaptación del apellido “Martínez”). El Rey Lobo, como
lo llamaron los cristianos, descendía de una familia aristocrá-
tica que, aprovechando las revueltas contra los almorávides,
tomó el poder en Valencia y Murcia, donde se asentó Marda-
nis como emir independiente dominando, junto con su fami-
lia, todo el Levante. Ha pasado a la historia como uno de los
referentes más importantes de su tiempo por su mentalidad
abierta y tolerante.
El nuevo rey desarrolló una eficaz política económica, fir-
mando tratados con las repúblicas italianas de Génova y Pisa,
así como con los reinos cristianos de la península. Durante
su mandato, la ciudad de Murcia (Mursiya) llegó a su máximo
esplendor, llegando a ser capital de Al-Ándalus durante los
segundos reinos de Taifas. Desarrolló el cultivo de la huerta
dando lugar a un periodo de riqueza económica y prosperidad.
También reforzó las murallas de la ciudad y construyó palacios
como el “Alcázar Al Dar Al Sugra” (donde hoy se alzan “Las Cla-
ras”), el Alcázar Nasir (Iglesia de San Juan de Dios) y el Palacio
del Castillejo (junto a Monteagudo), que se considera precur-
sor de la Alhambra.
Mardanis lideró la resistencia hispana frente a la invasión
almohade. Los reinos almorávides de Al-Ándalus practicaban
una cierta tolerancia hacia los infieles; el propio Rey Lobo
pactó varias veces con los reinos cristianos. Sin embargo, los
almohades, musulmanes integristas procedentes del Magreb,
invadieron la península ibérica arrasando con el imperio almo-
rávide. En la resistencia frente a los almohades también des-
tacó Ibn Mardanis que, partiendo de Murcia, llegó a dominar
buena parte de Al-Ándalus, dominando Baza, Guadix, Jaén,
Écija, Carmona, Granada y amenazó Córdoba y Sevilla. Aun-
que sus enemigos nunca llegaron a conquistar la ciudad de
Murcia (fuertemente amurallada) el Rey Lobo murió en 1172,
prácticamente sitiado por los almohades, que arrasaron con
sus palacios. El Castillejo quedó enterrado bajo una montaña
de escombros hasta que fue descubierto casualmente a prin-
cipios del siglo XX. La gesta de Mardanis será repetida, mu-
chos años después, por otro líder musulmán murciano, el rey
Territorio bajo el dominio de Ibn Mardanis (1147-1172).