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L
A
C
ARA
B
“P
ertenezco a esa generación que conoció Star
Wars de la mano de sus padres y en casa. Mi
aterrizaje en aquella galaxia muy muy lejana fue
a través de los vídeos en VHS. No fui al cine a ver estas
películas hasta las precuelas, de hecho nunca he visto las
reposiciones en cine pero porque soy un desastre. Eso sí, el
primer día que estuvieron disponibles compré las entradas
para el Episodio VII.
Mi personaje preferido ha sido siempre Darth Vader. Impo-
ne hasta que se quita el casco, que entonces parece Freddy
Kruger en gordo. Mi momento favorito es cuando le corta la
mano a Luke, que siempre me ha parecido un infeliz y quie-
ro que se muera. Me desilusioné cuando sobrevivió. Igual
que Amidala en las precuelas, que quería que muriera pero
antes de engendrar a ese pueblerino de Luke.
Me encanta Han Solo, pero después de Va-
der, claro. Me gusta primero el pícaro y des-
pués el malo. Como en la vida. Me marcó ese
momento del Episodio IV cuando estrangula a
distancia a un esbirro imperial. No crees en la
Fuerza pero te doy una lección con ella.
Hasta los 15 años era la única niña en casa
y solo me regalaban juguetes de niña, muñe-
cas que yo ni desprecintaba y que mi madre
donaba. Los Reyes nunca me trajeron el Tente
o el Scalextric que yo quería, tuve que com-
prarlos cuando empecé a ganar dinero y no
conformarme con lo que me regalaban. Fue ya
con cierta edad cuando comencé a reunir lo
que al cabo de los años se ha convertido en in-
gente colección de objetos Star Wars. Una co-
lección que ya se escapa de su lugar natural,
el estudio, y va ocupando otras estancias de mi
casa, como el dormitorio, o el salón, donde ten-
go la Estrella de la Muerte a modo de estrella
del árbol de Navidad.
Tengo momentos en que me autocensuro (algo que qui-
zá no me permito en otras facetas de mi vida) cuando me
doy cuenta que he ido a la FNAC y vuelvo a casa con 400
euros de merchandising. Me digo “contrólate” y paso varios
meses sin comprar nada… hasta el siguiente atracón. Me
estoy dando miedo, pero mejor gastarme el dinero en esto
que en ropa.
La mayoría permanece cuidadosamente dentro de su caja
en exposición en las estanterías de mi estudio, y a quien los
toque le corto la mano. No sé si este castigo es una mala
influencia de estas películas. Libros de fotografías, criaturas,
naves y demás tengo casi todos, incluso “Recetas de Star
Wars”. Pero lo que más tengo son cosas de LEGO….mu-
chas cosas de LEGO. Con la línea Star Wars de LEGO
uní mi pasión galáctica con los Tente que nunca tuve. Me
falta la que más ilusión me haría: la Estrella de la Muerte
de LEGO. Inicialmente salió a la venta por 700 euros y ha
ido bajando su precio paulatinamente, ya va por 400
y cuando baje a 300 me la pillo. A ver si sacan una
kilómetro cero.
No monto maquetas porque soy muy torpe, compré una
muy sencilla, con pocas piezas, pero no logré montarla y
la tengo escondida como prueba de mi debilidad. No la tiro,
aunque no quiero verla para que no me recuerde lo inútil
que soy.
A los aficionados a todo lo que tiene que ver con este Uni-
verso les recomendaría que menos Disneyland y más par-
que LEGO en Dinamarca, donde hay una sección específica
de Star Wars de gran extensión y con maquetas enormes.
Además venden todo lo que han sacado de esta línea de
productos. No pude traerme más porque no me cabían en
las maletas, además algunas son exclusivas del parque
LEGO y solo pueden conseguirse allí.
Mi hija no es muy aficionada pero como sabe que a mí sí
me gusta siempre me regala alguna cosita
de Star Wars. A los cinco años estaba yo
actuando en la quinta puñeta y me llamó
para tararearme la música y jadear “yo soy
tu hija”. Y a mi se me caía la baba.
Creo que el Episodio VII va a ser real-
mente una nueva esperanza, Disney no lo
ha hecho nada mal con Marvel, no creo que
fallen con esto. A Abrams lo hubiera matado
por “Perdidos” pero “Super 8” me encantó,
una bonita película de aventuras de las que
hace 20 años que no se ven, con niños ac-
tores que no dan ganas de abofetearlos.
Me hubiera comprado el bikini de Leia
y que lo hubiera disfrutado mi pareja pero
nunca he tenido ninguna a la que le apasio-
nara el tema. De hecho mi actual pareja ni
siquiera había visto las películas. Tuve que
enseñárselas yo. Menos mal que mide 1,98
y está bueno.
Me llamo RAQUEL SASTRE y aunque pocos lo sa-
ben soy una servidora del Reverso Tenebroso”.
SU CARENCIA DE FE ME RESULTA MOLESTA
“A los aficionados
a todo lo que
tiene que ver con
este universo les
recomendaría que
menos Disneyland
y más parque LEGO
en Dinamarca,
donde hay una
sección específica
de
Star Wars
de
gran extensión
y con maquetas
enormes”