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ultura
H
ay películas que golpean. Hay películas que duelen. Y hay
películas que te dejan completamente abatido, como es el
caso de ‘The imitation game’ (Morten Tyldum, 2014). Pocas
veces se queda un sabor de boca tan amargo y se siente un puñe-
tazo tan demoledor en el estómago como el que consigue crear la
última criatura de uno de los máximos estandartes del cine noruego
contemporáneo. ‘
The imitation game’ es la primera cinta británi-
ca en la filmografía deTyldum y también su primera obra maes-
tra
. Biopic acerca de Alan Turing, matemático que pasó a la Historia
por descifrar el código de la máquina Enigma, la cual usaba la Ale-
mania nazi para camuflar sus mensajes, la película es un prodigio
a todos los niveles. Lo más destacable es la interpretación de Be-
nedict Cumberbatch, quien da vida a esta científico condenado por
homosexual por la misma sociedad que él mismo ayudó a salvar; y
es que con su minucioso trabajo de investigación se pudo adelantar
el final de la Segunda Guerra Mundial y salvar 14 millones de vidas.
El actor ofrece un recital que debería estudiarse en todas las
escuelas de arte dramático por cómo logra plasmar una perso-
nalidad tan compleja y atormentada como la de Turing.
Sin embargo, sería una pena que la inconmensurable actuación
de Cumberbartch empañase el resto de méritos de una de las pe-
lículas favoritas a los Oscar 2015 con un total de 8 nominaciones
(que ya sabremos a la publicaciones de este número de RCmaga-
zine).
Abruma y desarma la claridad con la que se narran estos
hechos cruciales del S.XX
, con el objetivo principal de que todo el
mundo entienda lo que nos están contando. Es endiablamente fácil
entrar en la historia desde el minuto uno, empatizar con el alma
atormentada de Turing y, cómo no, conmoverte con su potente clí-
max emocional. Es admirable también cómo en todo momento se
siente el latido de la Segunda Guerra Mundial de fondo sin que en
ningún momento, más allá de las -muy acertadas y estratégicamen-
te insertadas- imágenes de archivo, podamos presenciar escenas
bélicas.
El peligro del nazismo y del combate se palpa en todo
momento a pesar de que la película apuesta por la vertiente
intimista, centrándose en su personaje central.
Su solvente trabajo de montaje es otra de las bazas a tener en
cuenta; resulta admirable lo bien que se alternan las imágenes de
archivo con la propia historia actual y, a su vez, con las imágenes de
la propia infancia y juventud de Turing. T
res vertientes narrativas
que se conjugan de forma excelente, que casan a la perfección
y que se retroalimentan entre sí.
El único reparo achacable a esta
producción british por los cuatro costados -elegante diseño de pro-
ducción, intachable desde el punto de vista visual, impecable foto-
grafía del español Óscar Faura, responsable de
Lo imposible
(J.
A. Bayona, 2012) o
Los Ojos de Julia
(Guillem Morales, 2010)- son
algunas situaciones algo forzadas, como esa escena en la que uno
de los miembros del equipo de trabajo de Turing suplica salvar la
vida de su hermano ante la negativa del líder. Precisamente éste es
uno de los momentos en los que se termina de poner sobre la mesa
el interesante debate moral que suscita la figura de un matemático
adorado por muchos y repudiado por otros.
¿Alan Turing fue un
héroe o un villano? ¿Es ético condenar a muerte a un grupo de
personas en beneficio del resto de la humanidad?
Acaba la película y surge la pregunta: ¿cómo se ha tardado tanto
tiempo en llevar a la pantalla grande la vida de este ser tan in-
clasificable? Una cinta que, gracias a su lenguaje depurado y a
la satisfactoria sensación de que no sobra ni falta nada,
debería
figurar en el libro de “cómo hacer un buen biopic” pero, ante
todo, en el de “cómo hacer una buena película”.
Un trabajo trepi-
dante que nos obliga a preguntarnos hasta dónde hubiera llegado
el talento de Turing si la sinrazón no lo hubiera condenado de forma
tan prematura. Por último, es un detalle la sensibilidad que muestra
el director por bajar el telón en el momento exacto, privándonos de
ver aspectos tan desagradables y morbosos como el suicidio del
protagonista o su infernal proceso hormonal. No se puede pedir
más a una película.
ADICTOS AL CELULOIDE
Por Pablo Sánchez
Crítico de cine. www.serueda.wordpress.com
THE IMITATION GAME
(Descifrando Enigma)
BIRDMAN
Auténtico torrente de libertad
creativa y artística, Birdman es
una obra hipnótica que, lástima,
se cree más transgresora de lo
que realmente es. Con todo, un
film atrevido y sorprendente.
MUSARAÑAS
Apadrinada por Álex de la Igle-
sia, la española Musarañas no
es una obra redonda, pero sí un
trabajo digno cuya hora y me-
dia se consume en un suspiro
gracias a la habilidad de sus
creadores por crear un universo
con el que conectar ipso facto.
MAGIA A LA
LUZ DE LA
LUNA
Aún siendo
un título me-
nor de Woody
Allen, Magia a
la luz de la luna es una obra con
mucho encanto y con la innega-
ble capacidad de ser disfrutada
con una sonrisa en la boca, pero
le falta potencial para perdurar
en el recuerdo como sí lo hizo
su anterior film, Blue Jasmine
(2013) u otros grandes títulos
como Match Point (2004).
MORTADELO
Y FILEMÓN
CONTRA
JIMMY EL
CACHONDO
Primera incur-
sión del direc-
tor de Camino (2008) al mundo
animado. La jugada no le ha
podido salir mejor a Javier Fes-
ser, que logra no sólo la mejor
película de animación de la his-
toria del cine español, también
la adaptación más fiel de las
historietas del mítico Ibáñez a
la gran pantalla.