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V
iajes
S
i tenemos la suerte de llegar por
la noche en avión y miramos ha-
cia abajo por la ventanilla, obser-
varemos un inmenso océano de luces: la
ciudad es grandiosa y su belleza también.
Su núcleo histórico fue declarado Patri-
monio de la Humanidad por la UNESCO y
por él empezamos nuestra visita. Sin duda,
el centro neurálgico para el visitante es la
Plaza de la Constitución, llamada por los
lugareños “el Zócalo”, imponente en sus di-
mensiones: tiene unos 48.000 metros cua-
drados y está considerada como una de
las plazas más grandes del mundo. Ocupa
el lugar en donde una vez se alzaron las
pirámides y los palacios de Moctezuma,
corazón del imperio Azteca.
Es un placer pasear la mirada por sus
maravillosas construcciones. Lo que más
llama la atención es la Catedral Metropoli-
tana, dedicada a la Asunción de la Virgen
María. Merece una visita relajada. La cate-
dral está ligeramente inclinada y año tras
año, se hunde más en el suelo, debido al
grave terremoto que sufrió en 1985.
Otro magnífico edificio de la plaza es el
Palacio Nacional, sede de la Presidencia
de la República. Fue construido por Moc-
tezuma y años después se lo arrebató
Hernán Cortés enamorado de su belleza.
En uno de sus patios interiores podemos
admirar unos preciosos murales de Die-
go Rivera.
Callejeando, encontraremos contrastes
por doquier: espléndidos caserones de ar-
quitectura colonial frente a esbeltos rasca-
cielos, sitios arqueológicos que están junto
a modernas avenidas, la herencia del pa-
sado colonial que se adivina a cada paso
junto a la modernidad arquitectónica. Los
museos están por todos lados y uno de
los más destacados es el Museo Nacional
Nos adentramos en una de las ciudades más
pobladas del mundo repleta de múltiples y
fascinantes contrastes
SEDUCTORA Y COLORISTA
CIUDAD DE
MÉXICO
La Catedral metropolitana y el Zócalo.
El típico sombrero charro
El día de los muertos.
Trajineras en Xochimilco.
Piramide de la Luna.