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E
special
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Pedro Cerdán), espacio con gran
sabor por conservar su estruc-
tura original, en el que se han
librado importantes campeona-
tos. El techo de escayola simu-
la un artesonado de madera,
donde predominan los motivos
geométricos. De él penden tres
lámparas sobre cada una de las
tres mesas. Adosados a la pa-
red, unos bancos ligeramente
elevados permiten la visión de
las jugadas a los espectadores.
Como fuente de iluminación
y ventilación interior del edificio,
el
PATIO AZUL
es una de las
zonas que quedan del original
Casino, aunque su aspecto ha
cambiado en numerosas oca-
siones. En 1928 y tras varios
intentos de convertir este es-
pacio en salón o en una sala
más aprovechable, que no se
pueden llevar a cabo por falta
de presupuesto, se construye
el patio actual, donde se puede
ver la fuente que, en un princi-
pio, ocupaba el centro del patio
árabe. En la reciente restaura-
ción se cubrió con una gran cú-
pula de cristal.
Atravesamos hacia el lado
norte de la Galería Transver-
sal y nos encontramos con el
SALÓN DE TÉ
(1880, José
Ramón Berenguer- 1918, Pe-
dro Cerdán), actual comedor,
del que lo más destacable es
el decorado techo, que ha sido
recuperado tras su derrumbe
en los años 70. Las grandes
luminarias que complementan
la decoración fueron adquiridas
en 1920 a la firma Climent Her-
manos de Madrid.
Frente a éste, la antigua
SALA DE ARMAS
, donde se
realizaron campeonatos de es-
grima hasta 1936. La pérdida
de dimensiones, en favor del
Tocador de Señoras, hace que
en la actualidad no cumpla con
las medidas establecidas para
estos ejercicios. En los vidrios
grabados de sus puertas se
pueden ver dibujadas panoplias
con armas, vestigios de tiempos
pasados, así como se ha recu-
perado la decoración pintada en
forma de friso, con los trabajos
de Hércules, de la que se han
encontrado restos. Actualmente
pueden verse en esta amplia
sala algunos de los importantes
cuadros de la colección del Real
Casino, destacando Las Cuatro
Estaciones (1893), de Obdulio
Miralles, la Alegoría del Jue-
go (finales S.XIX), de Joaquín
Agrassot o El Amor encadena-
do al Mundo (1892), de Germán
Hernández Amores.
Patio Pompeyano
Antesala Salón de Baile