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C
onvencido de que hoy más que
nunca la gente necesita humor
en sus vidas, Álex de la Iglesia
sigue anclado en un terreno en el que
ha cosechado grandes
éxitos como
La comu-
nidad
(2000),
Crimen
Ferpecto
(2004) o la
muy notable
Las brujas
de Zugarramurdi
(2013).
Amante de las historias
con ritmo que dibujan una
realidad
caricaturesca,
hiperbolizada -aunque no
más disparatada que la
propia realidad, exagera-
da de por sí-,
el director
bilbaíno pega un nuevo
golpe de autoridad en la
mesa con su último trabajo,
Mi gran
noche
(2015), una de sus mejores pe-
lículas
. Mientras el constante devenir
de los acontecimientos impide que des-
peguemos los ojos de la pantalla y siem-
pre haciendo gala de su característico
humor negro, De la Iglesia hinca aquí
el diente a muchos temas recurrentes
de su filmografía, como la telebasura,
la crisis económica o la superficialidad
dominante. Pero si hay algo de lo que
habla Mi gran noche, es de cómo la vul-
garidad eclipsa cada vez más al talento,
al verdadero esfuerzo;
de cómo la or-
dinariez avanza a pasos agigantados
en nuestros días, en detrimento de la
clase y el buen gusto
.
Mi gran noche es una de esas pelícu-
las imposibles de resumir, pero si tuvié-
semos que hacer el esfuerzo diríamos
que se narran las aventuras a las que se
enfrenta José (Pepón Nieto) cuando es
contratado como figurante en una gala
de fin de año rodada en pleno agosto
en Madrid; una gala en la que todo pue-
de pasar y en la que deberá fingir estar
divirtiéndose junto al resto de contrata-
dos.
Y es que si hay algo que no se le
puede reprochar a este vodevil lleno
de luz, ritmo y diversión es el de ser
una película aburrida, más bien todo
lo contrario
.
La película seduce por su infatiga-
ble sucesión de acciones.
Aunque por
muy bien escrita que esté, cierto es
que la gracia que recorre de punta a
punta la obra no hubiera sido posible
de no contar con un elenco coral de
actores -Machi, Pávez, Suárez, Sil-
va...- que dominan majestuosamente
la película
, aunque si hay alguien para
el que este trabajo está hecho a medi-
da es Raphael, al que el director ya le
había rendido homenaje en la muy com-
prometida -y necesaria- Balada triste
de trompeta (2010). Raphael interpreta
a la antítesis de sí mismo, se ríe de los
excesos de las estrellas -su apariciones
al estilo Darth Vader o
de blanco reluciente tipo
Marlon Brando en Super-
man, son para enmarcar,
así como las batallas
dialécticas que mantie-
ne con la estrella juvenil
del momento y que aho-
ra acapara la atención
de la audiencia, Adanne
(Mario Casas)
-, y suena
como favorito al Goya al
mejor actor revelación.
Mi gran noche
es una
obra que desborda ima-
ginación, tanto verbal como visual, y
en la que los amantes de las historias
corales y con ritmo disfrutarán de lo
lindo
. Se puede contemplar desde una
posición de espectador medio, lo cual
no está nada mal, o se puede ir un paso
más allá y detectar que, en el fondo, no
es más que un espejo del mundo real.
Mi gran noche
,
en conclusión, es la
vida a 25 frames por segundo. Y eso,
más que risa, da pánico.
ADICTOS AL CELULOIDE
Por Pablo Sánchez
Crítico de cine.
www.serueda.wordpress.com
(ÁLEX DE LA IGLESIA, 2015)
“Mi Gran Noche”
“LA CUMBRE ESCARLATA”.
La última
película de Guillermo del Toro, la peor
de su filmografía, es un decepcionante
espectáculo muy por debajo de las posi-
bilidades del aclamado cineasta. Tediosa,
aburrida y previsible es lo más suave que
se puede decir de una de las peores pelí-
culas del año.
“HOTELTRANSILVANIA 2”.
Dicen que se-
gundas partes nunca fueron buenas, pero
con esta película que pueden ser incluso
superiores. Secuela de una de las pelí-
culas de animación más rentables, “Hotel
Transilvania 2” se sustenta en un poderoso
universo de personajes y situaciones tron-
chantes para disfrute de toda la familia.
Críticas express