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G
alería
del
S
ocio
RAMON VIDAL ESPINOSA (1937), TRABAJADOR ESTAJANOVISTA Y CARMELITANO DE “PURA CEPA”. ESTUDIÓ
CONTABILIDAD MERCANTIL Y COGIÓ EL TESTIGO QUE LE OFRECIÓ SU PADRE: CONTINUAR CON EL NEGOCIO
DE LAS ZAPATERIAS DEL GRUPO DE LA CARMELITANA
“He vivido la vida que he deseado”
RAMÓN VIDAL ESPINOSA
“T
enía 14 años cuando di mis primeros pasos en
el negocio que creó mi padre, las zapaterías La
Carmelitana, y desde entonces siempre he girado
alrededor de él”, rememora Ramón Vidal Espinosa, que cum-
plió el sueño de su padre de hacer grande la empresa. “Lle-
gamos a tener ocho tiendas de alto standing. La zapatería
La Carmelitana, en los soportales, fue la madre de todos los
establecimientos, era una marca reconocida en Murcia y un
seguro a la hora de comprar un buen zapato”, recuerda. “Me
entregué en cuerpo y alma al negocio. Mi vida era el trabajo
y mi familia”.
Seduce cuando habla, no solo por lo que dice, sino tam-
bién por como lo dice. Le gusta ser un buen anfitrión y ver a
sus amigos disfrutar. “Murcia es y ha sido mi hogar sin olvi-
darme de mi querido Bullas. Allí tuve la suerte de dar con la
mujer perfecta, Ana María, con ella me casé y tuve tres hijos.
En Bullas me encuentro muy bien pues tengo una peña de
amigos que son una maravilla”. Para Ramón los amigos y la
buena educación son pilares de su vida. También el depor-
te, primero como jugador y ahora como espectador. “En mi
juventud jugué al fútbol con Acción Católica y me gusta que
gane el Real Madrid; me gusta ver el tenis en el Murcia Club
de Tenis y hubo una época en la que disfruté mucho del ci-
clismo”.
Fue uno de los impulsores del Club Taurino de Murcia. “No
se levantó conmigo solamente pues Manolo González, Pláci-
do y Andrés Sala, entre otros, también lo hicieron posible.” Y
hablando de toros y sobre qué opina de la campaña para la
suspensión de nuestra Fiesta Nacional, sostiene que “debe
haber libertad para continuar con nuestra fiesta”.
Ramón no tuerce el gesto con ninguna pregunta, su tran-
quilidad le permite responder sin alterar un músculo. Pone
mucho énfasis en la entrevista y se le ve relajado. “He vivido
la vida que he deseado y he buscado la felicidad por todos
los medios”, asegura. Los creyentes de cualquier religión tie-
nen en común la oración “¿Tú rezas?”, le pregunto. “Todos
los días”, responde. Los ojos son
los espejos del alma, donde se
mezclan los sentimientos, afectos
y deseos. Se los miro y los veo
en positivo. “Lo soy. Siempre lo he
sido. Hay que ser optimista y no pensar que las cosas van a
salir mal”.
Tiene claro casi la totalidad de las cosas, como su comida
preferida. “Los platos de cuchara, pero también el arroz y
conejo con caracoles. Los que hemos estado pegados a Bu-
llas lo hemos degustado muchas veces, son una delicia para
el paladar”. En cuanto a la música reconoce que durante su
juventud escuchaba The Beatles, “ahora me inclino más por
el género español, como Antonio Molina. También tengo toda
la discografía de Roberto Carlos”.
Ramón Vidal ha sido un gran viajero. “En mi juventud hice
más kilómetros que Cascorro. Me gusta viajar para diver-
tirme. El más reciente ha sido el Camino de Santiago con
mi señora, a través de la parroquia de San Lorenzo. Para
nuestra edad es algo pesado pero merece la pena”. Aunque
el paraíso donde le gusta perderse es Sevilla, “me encanta”.
Además de empresario y viaje-
ro, Ramón también ha sido proce-
sionista. “Mi padre era de la Jun-
ta de la Cofradía del Carmen y,
como es natural, yo he salido en
la procesión del Carmen, la de los Coloraos”.
Ahora que le ha llegado el tiempo de la jubilación, Ramón
disfruta de su familia, del Real Casino, “que es una maravilla
en todos los aspectos”, asegura, “y de los pocos amigos que
van quedando y, aunque todavía queda La Carmelitana de
los soportales, añoro el tiempo pasado en ella”.
PERFIL DEL SOCIO
Por Pedro A. Campoy
“Soy muy optimista, siempre lo he
sido. No hay que pensar que las
cosas van a salir mal”