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O
pinión
E
n España, pero especialmente en
Murcia, hemos sufrido una alarmante
regresión del paladar (más regresión
cultural era imposible, porque ahí siempre
estamos regresando culturalmente), como
hay sociedades que sufren regresiones po-
líticas. En Alemania, en los años 30, cultos
y pacíficos amantes de la música clásica y
los perritos de aguas se encontraron votan-
do democráticamente a asesinos de camisa
marrón que daban palizas por las calles. En
Murcia, donde alcanzamos una cierta supre-
macía en la llamada “cocina de los pobres”
hace no tantos decenios, tan entusiástica-
mente relatada cuando venía a la Región por
el implacable (para las tonterías culinarias y
de todo tipo) Néstor Luján, a quien había que
alzar con una grúa después de comer en el
Rincón de Pepe, en Murcia, digo, han des-
aparecido nuestras conquistas y la capital se
ha llenado de repente de cadenas de fran-
quiciados. O lo que es peor, de franquiciados
con un solo local, donde también el público
parece precocinado, como de molde. No
tratas con nadie que no parezca salir, como
repetido, de una vaina de “La invasión de los
ladrones de cuerpos”.
Hablo de esa imparable moda de restau-
rantes indistinguibles de “lounges” de copas
donde todo lo sirven con mermelada para
enmascarar el crimen como la mala cocina
francesa te cascaba alguna salsa blanca
para lo mismo. Hablo de ese virus moder-
neta e inapetente donde te deslizan alguna
rodaja de foie hasta en el bolso (el foie se
ha convertido en el “tulipán” de los bobos)
y, lógicamente, las tetas de las comensa-
les tienen tanta importancia a través de los
grandes ventanales como las estomagan-
AGRADECIDOS
T
odos conocemos casos de personas que han necesitado ayu-
da, apoyo, orientación o favor, que han recurrido a quienes se
lo podían prestar y que, una vez conseguido, han manifestado
agradecimiento por la merced recibida y se han preocupado de ayu-
dar a otras personas que lo necesitaban. Pero también conocemos
otros que, conseguido el objetivo, se lo atribuyen como éxito propio
y, no sólo no lo agradecen sino que evitan encontrarse con quienes
les han ayudado.
Así ocurre con un obrero, que se encuentra sin trabajo y sin ningún
ingreso para sobrevivir. Recurre a familiares y amigos y consigue un
trabajo temporal que, posteriormente, se convierte en puesto fijo. Así,
abre la puerta para que dos hijos inicien el camino de convertirse
en funcionarios. Ninguno de ellos admite la ayuda recibida; por el
contrario, todo lo presentan como éxito propio. Para no reconocer la
ayuda recibida hasta cambian de acera, si se cruzan en la calle con
las personas que les orientaron.
Me cuentan dos amigos su relación con un empresario para el que
han trabajado y que suele tratar con palabras agradables y presentar-
se como alguien muy colaborador. Gracias a esa falsa actitud cobra-
ba sus tareas más caras que otros empresarios e incluso se quedaba
con parte del trabajo y lo revendía, pero se les ocurrió comprobar
lo que intuían e incluso constataron la reventa del trabajo que ellos
habían pagado.A partir de ese momento ya se acabaron las palabras
agradables, aparecieron los desplantes y por supuesto no vieron un
euro de sus deudas. El empresario se queja de que el negocio va
muy mal, pero mis amigos ven que toda su familia sigue llevando un
buen ritmo de vida y comprando en los establecimientos más caros.
Conforme los clientes vayan comprobando la falsedad de la rela-
ción social y los precios encarecidos, la empresa se irá apagando
hasta desaparecer.Y todo por explotar a quien le ha ayudado a crecer.
Una funcionaria muy eficiente es destinada como secretaria en
el servicio de Atención al usuario. Se lo toma tan en serio que cuan-
do recibe quejas y problemas se mueve con tanta eficiencia que va
solucionando los inconvenientes que se presentan. La directora del
servicio considera que sus funciones son las de recibir las quejas
y contestar que “se tomarán las medidas oportunas” pero que no
tienen por qué resolver nada. La jefa se da cuenta que no puede
justificar el sueldo de jefatura inútil porque todos van sabiendo que es
la secretaria, con sueldo muy inferior, quien resuelve quejas y proble-
mas sin gasto alguno; sólo con interés y buena gestión. La solución
está en cambiar de secretaria y que pongan una que no resuelva. Y
lo consigue: el usuario queda desamparado pero la jefatura y la nue-
va secretaria siguen cobrando. Nadie agradece nada y la secretaria
eficiente es trasladada a un puesto en el que no busque soluciones
a los problemas.
Otro caso es el de un paciente que, después de ser atropella-
do en tierras lejanas y permanecer 17 días en coma, comenzó a
despertar y encontró a su mujer a la cabecera de la cama que,
durante el tiempo que duró la pérdida de conocimiento, había esta-
do velando por el tratamiento médico, la higiene y la alimentación.
Gracias a ella no se realizaron las dos intervenciones previstas en
el cerebro para la eliminación de coágulos y que podrían provocar
daños irreversibles.
Familiares, compañeros y amigos se desentendieron de la situa-
ción. Todos los favores que habían recibido estaban olvidados y úni-
camente la esposa, que también había sufrido el accidente pero no
había perdido la consciencia, soportó y luchó – ella sola - contra las
malísimas condiciones propias y tercermundistas del día a día, velan-
do cuanto pudo por la mejoría con total entrega.
Todo lo expuesto viene a confirmar que no es lo mismo sembrar
que dar trigo o cumplir el aforismo “haz bien y no mires a quién”. Por
ello es necesario destacar la importancia de la educación familiar
para que los hijos aprendan a colaborar, ayudar y agradecer pues,
como todos sabemos, “
es de bien nacidos ser agradecidos
”.
Juan Pérez Cobacho
EDUCACIÓN y FUTURO
CONTRA LAS “GASTROTECAS”
José Antonio Martínez-Abarca
CONTRA CASI TODO