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O
pinión
E
l cronista del periódico “La Verdad”,
García Martínez, me dijo hace
muchos años: “esto de internet no
tiene futuro”. El Gobierno español le acaba
de dar la razón echando a los del buscador
“google” de España: en efecto, aquí lo de in-
ternet no tenía futuro. No hay como consul-
tar las páginas oficiales de los organismos
públicos españoles, que a todos los efec-
tos siguen siendo páginas analógicas, tan
adaptadas a los nuevos tiempos como el
teléfono de baquelita. ¡Y pensar que el más
moderno y mejor buscador de España es el
de la hemeroteca del ABC, en la que he en-
contrado la esquela mortuoria de mi abuelo
como si acabara de salir de la linotipia!
Los políticos nunca han creído en inter-
net, porque son de los que les gusta dejar
manchas de chorizo en el dominical. Aho-
ra, además, el Gobierno pretende instaurar
una mordida obligatoria o “tasa google” para
que los que hacen un favor a los periódicos
expandiendo su circulación paguen encima
por ello a los periódicos. Google, usado
por la inmensa mayoría de internautas en
este país para informarse, ante esa alcal-
dada gubernamental, se va de España y
aquí quedan los “tuits” del futbolista Sergio
Ramos para enterarnos de qué pasa en el
mundo. A partir de ahora, sin google news,
buscaremos nuestras noticias en sitios ex-
tranjeros, como cuando en el franquismo se
tapaba con una manta la Radio Pirenáica
TIEMPO DE OPOSICIONES
S
e acerca la fecha en la que aparecen las convocatorias
de oposiciones que cientos de aspirantes aguardan duran-
te un largo período. Saben que sólo pueden ganar unos
pocos, que tienen que prepararse, luchar, destacar y demostrar
que son los mejores. Pero también conocen que hay múltiples ve-
ricuetos donde pueden perderse y que les generan ansiedad y
desánimo.
Por ello, casi todos los opositores buscan orientación, apoyo,
preparadores que les ayuden y libros que les asesoren.
Como se dice en el libro “Ganar oposiciones, el éxito de la ex-
periencia”, los pensamientos negativos son enemigos que dismi-
nuyen nuestras posibilidades. Así pues se hace imprescindible
repetirnos antídotos como “el que resiste gana”. Estas píldoras po-
sitivas, usadas con frecuencia, vacunan contra los virus agónicos.
El primer paso del opositor decidido consiste en recoger toda la
información necesaria, analizar la convocatoria anterior y la actual,
recopilar todos los materiales posibles y comenzar a organizarlos.
El segundo paso de preparación consiste en que el opositor
confíe en sí mismo y en sus capacidades de organización y de tra-
bajo. Decía Henry Ford que “si piensas que puedes o piensas que
no puedes, al final tienes razón”. Lo que piensas se cumple porque
“dirige” tu forma de actuar.
En el tercer paso el aspirante necesita planificar el tiempo de es-
tudio, diseñando un calendario de tareas y marcando metas para
tener preparados, y dominados, todos los temas y materiales que
ha de presentar en el tiempo del que dispone. Para ello debe uti-
lizar las mejores técnicas: realización de esquemas y resúmenes,
ensayar previamente la exposición y perfeccionar los hábitos de
estudio, estableciendo rutinas diarias para sacar el mejor rendi-
miento a las horas de trabajo.
El aspirante debe entrenarse simulando el examen y ensayando
una puesta en escena. ¿Cuántas veces repite un actor la misma
toma hasta que sale bien? Por el contrario, algunos opositores se
enfrentan a un tribunal sin ensayo previo, sin entrenamiento y con-
fiando en la improvisación.
Si el ensayo del examen escrito es importante aún lo es más
el examen oral. El aspirante debe experimentar su exposición y
defensa delante de algún familiar, amigo o profesor y grabarse en
una cámara de video para detectar los fallos y los nervios. El len-
guaje corporal informa al tribunal y lo valora tanto como lo que está
verbalizando.
El opositor anodino es el eterno perdedor que justifica su fracaso
culpando a los demás y espera conseguir un puesto sin esfuerzo.
Por el contrario, el opositor brillante cuenta con un cerebro activo,
que planifica, busca información, consulta, analiza y perfecciona
constantemente su tarea porque sabe que, como decía Virgilio, el
trabajo todo lo vence.
El tema que se desarrolla debe responder a un esquema bien
estructurado en el que aparece una introducción, un desarrollo de
los diferentes puntos principales y los secundarios, así como un
resumen final con las conclusiones.
La introducción es básicamente una seducción. En ella tenemos
que captar la atención del tribunal, despertar su curiosidad por el
tema, enganchar su interés por los conocimientos que vamos a
mostrar y hacerles pensar que incluso van a aprender algo con
nuestra exposición.
El desarrollo o parte central del tema también debe llevar un
orden lógico, de apartados y subapartados, según su importancia,
pues responde al esquema previo.
Conviene finalizar con algunas conclusiones generales, obteni-
das a lo largo de la exposición, y terminar con un resumen máximo
de cinco líneas de recapitulación de las ideas básicas que se han
expuesto.
Cuando el examen es oral, el opositor debe finalizar su expo-
sición dando las gracias al tribunal por su atención. La educación
también puntúa.
Juan Pérez Cobacho
EDUCACIÓN y FUTURO
INTERNET PARA QUÉ
José Antonio Martínez-Abarca
CONTRA CASI TODO